A 16 años de la desaparición forzada de los luchadores sociales, Gabriel Alberto Cruz Sánchez y Edmundo Reyes Amaya, Noemia Calles Ríos, integrante del Frente Nacional de Lucha por el Socialismo (FNLS), platica su historia de lucha.
Este es un extracto de su presentación en el foro “Democracia, memoria y desaparición forzada”, organizado por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAEMEX y la Maestría de Estudios para la Paz y el Desarrollo.
Gabriel Alberto Cruz Sánchez tenía 55 años cuando fue detenido desaparecido. Actualmente tiene 71.
Desde muy joven, Gabriel adquirió una conciencia de lucha, al percatarse de la situación de pobreza y miseria en que vivían los campesinos y obreros en el estado de Oaxaca.
Y a los 15 años, aproximadamente, se integró a la organización popular independiente.
Responsable, solidario y de principios -como su familia- Gabriel desarrolló el humanismo proletario, al lado de los campesinos.
Al principio lo ejerció en su núcleo más inmediato: la escuela.
Decidió estudiar Derecho, armó un equipo de abogados para orientar a los campesinos sobre la defensa de la tierra.
Y formó parte del consejo universitario, donde luchaba por la educación y en algún momento se organizó, para reducir la tarifa del transporte para los estudiantes.
Su convicción era luchar por mejorar las condiciones del pueblo trabajador y es así como un día, a los 18 años, Gabriel decide irse, alejarse.
Con el paso de los años, se dio a conocer la desaparición de dos integrantes del Partido Democrático Popular Revolucionario-Ejército Popular Revolucionario (PDPR-EPR).
La hermana de Gabriel, Margarita Cruz, se enteró de su desaparición al ver una fotografía en los medios de comunicación.
Así inicia el proceso de lucha, la exigencia por su presentación con vida.
Edmundo Reyes Amaya tiene 73 años actualmente.
Es un obrero, originario de Oaxaca, que un día se fue a la Ciudad de México con su familia y comenzó a trabajar en una fábrica textil.
Al vivir en carne propia la pobreza y explotación laboral, se solidarizó con otras personas que también lo padecían.
Gabriel es autodidacta. La situación económica de su familia no le permitió estudiar, pero él leía e investigaba con sus propios medios sobre psicología, filosofía, economía.
Eso le permitió conocer y dar respuestas a las condiciones de un país, donde se trabaja tanto y lo que se gana no alcanza.
En algún momento se integra al Partido Democrático Popular Revolucionario.
Gabriel y Edmundo fueron detenidos desaparecidos el 25 de mayo de 2007.
En ese entonces, se decía en el país que ya no existía la desaparición forzada, que era un tema del pasado, que se cometía en los años sesenta, setentas.
Se vivía un cambio de gobierno, el PRI había perdido las elecciones y el PAN llegaba a ocupar la presidencia, con Vicente Fox.
Presumía mucho que sería un gobierno de cambio, pero la represión contra los sectores populares no tardó mucho, ocurrió el caso Atenco y Sicartsa.
En 2006, con el presidente Felipe Calderón se da el despliegue de corporaciones policíacas y militares.
Y en 2006 se focaliza el terror y la represión del Estado en Oaxaca, con una política de contrainsurgencia.
Se crean grupos paramilitares y contrainsurgentes para callar y desmovilizar el descontento popular y desmovilizar a las organizaciones revolucionarias.
Durante el periodo del gobernador Ulises Ruíz Ortiz, se creaban grupos contrainsurgentes.
“En ese contexto se da la movilización del Magisterio Democrático, de la sección 22, por la defensa de sus derechos laborales, y también esa escalada represiva aumentó, por lo tanto, surge la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, y se despliega una represión de manera descomunal”, relata Noemia Calles Ríos.
“Se crean caravanas de muerte, donde en determinadas horas no se podía salir a las calles porque todo aquel que salía, era ejecutado de manera extrajudicial, eran detenidos, desaparecidos”, platicó.
En ese contexto es que se da la desaparición forzada de Gabriel y Edmundo, quienes fueron vistos en el cuartel número uno de la Ciudad de México.
En agosto del año pasado, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, emitió una sentencia, donde se reconoce que, en el caso de Edmundo y Gabriel, hubo desaparición forzada.
Y se demostró la participación de elementos del ejército y corporaciones policiacas.
Además se reconoce que un grupo contrainsurgente, conocido como Fuerza Policial de Alto Rendimiento -entrenado para acabar con el PDPR-EPR- partició en la desaparición forzada.
La sentencia establece que Gabriel y Edmundo tienen que ser buscado en los cuarteles militares, y la Secretaría de la Defensa Nacional debe dar facilidades a la Comisión Especial de Búsqueda.
Señala que el Ejército tiene que comparecer ante la Fiscalía General de la República.
“Es es un logro histórico, producto de años de lucha. Se deben buscar bajo la presunción de vida, porque de esta manera ellos fueron desaparecidos, y a nivel internacional también se configura el derecho a ser buscado”, dijo Noemia.
Pero a un año del fallo, el Estado mexicano no ha hecho nada para cumplimentar la sentencia judicial.
“No hay avances sustanciales, porque quien es el jefe supremo de las fuerzas armadas no ha proporcionado todavía los archivos, con la información que se requiere para buscar a Gabriel y Edmundo en los cuarteles militares”, lamentó.
En el marco del Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada, el Frente Nacional de Lucha por el Socialismo, destacó que la unificación de esfuerzos jurídicos, políticos y de derechos humanos, ha abierto un camino para el acceso a la justicia y la verdad.
“La desaparición forzada no termina, pero si el pueblo no se moviliza, si el pueblo no exige sus derechos, si no exige la presentación con vida de los detenidos desaparecidos, va a ser la impunidad lo que va a ganar “, expresó Noemia Calles.