Familias costean centros penitenciarios mexiquenses; les cobran hasta la celda

En los centros penitenciarios del Estado de México las personas privadas de la libertad tienen que pagar el agua y hasta la celda donde duermen.

De acuerdo con testimonios de la familias, en el penal de Santiaguito, en Almoloya de Juárez, los mismos internos, por orden de los custodios, cobran el bote de agua entre 30 y 50 pesos; y la renta de celda  entre 150 y 250 a la semana, según la situación económica de las personas. 

Por esa razón, las familias se ven obligadas a costear estos servicios que el gobierno tendría que ofrecer gratuitamente.

Tan solo el año pasado, en los penales del Estado de México se ejercieron  7 mil 844 millones, según el Censo Nacional de Sistemas Penitenciarios 2024 del Inegi.

Las familias también tienen que pagar la alimentación, la ropa y los artículos  de aseo personal que requieren sus hijos, esposos, hermanos o padres, en prisión.

“Nuestros familiares allá tienen que  pagar todo, desde el agua, la renta de las celdas y no les dan nada básico, les tenemos que llevar el papel higiénico, el jabón, la comida porque la comida no alcanza”, señaló una mujer, cuyo nombre se mantendrá en el anonimato por seguridad.

Sobre este tema, la diputada Ruth Salinas Reyes, señaló que la extorsión “se ha convertido en práctica cotidiana al interior de los centros penitenciarios, donde se realizan cobros por vistas, por la protección, por ir al baño, por acceder a ciertas áreas, por tener un lugar donde dormir”

“ Así es la vida en prisión donde todo tiene un precio, que lamentablemente la mayoría de estas personas no pueden costear, y cómo van a pagar por esa tranquilidad si cuando estaban libres el 74 por ciento no contaba con un ingreso fijo al momento de su detención”, dijo.

Ante ello, las integrantes del colectivo Haz Valer mi Libertad, integrado por un grupo de mujeres que -dicen- tienen familiares “injustamente presos”, venden artesanías y productos hechos por sus familiares en prisión o bien, que ellas mismas elaboran para solventar sus gastos.

Ellas se dedican principalmente al trabajo doméstico, a  hacer artesanías, tortillas, pan, servilletas o  vender ropa usada.

Cada miércoles, desde hace siete semanas instalan una “mercadita necesaria” en la Plaza de los Mártires en Toluca, donde venden bolsas, aretes, libretas, servilletas, aguacates y gorros de lana.

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